El tratamiento de la Big Data examina grandes volúmenes de datos a una velocidad impensable. Sin duda, se ha convertido en una herramienta eficaz y beneficiosa para diversos sectores claves; entre ellos: el sector de la salud, el sector de distribución, actividades comerciales, entre otros. En definitiva, es un universo totalmente abierto para un sin número de actividades diversas.
Como toda herramienta novedosa y poderosa, surgen interrogantes sobre sus posibles usos, los cuales pueden ser ilícitos al realizarse sin respaldo legal; o bien originan abusos por su manejo basado en el valor económico, como por ejemplo: el profiling (generación de perfiles). Estas acciones pueden desencadenar riesgos por la denominada “Dictadura de Datos”, en donde las predicciones realizadas, si se utilizan excluyendo a sectores minoritarios, puede concluir en actos discriminatorios. Así mismo, surgen preocupaciones fundadas sobre su uso en sectores de población vulnerables: es aquí donde nace el primer desafío, ya que es indispensable definir garantías adecuadas en todos los ámbitos posibles, basándose en los riesgos que originan estos tratamientos para la privacidad de las personas.
Un segundo desafío es el aspecto legal, el cual se tendrá que abordar con absoluta transparencia, será la información previa sobre el tratamiento a realizar de los datos y el consentimiento expreso obtenido por los titulares, salvaguardando sus derechos reconocidos en la normativa. La falta de transparencia puede generarse como resultado del resguardo que ponen cada vez más en cómo procesan la información y la utilidad como producto de ese procesamiento; y es así, que existen ocasiones y casos en que ni las propias organizaciones son conscientes de cuál será el alcance de tales tratamientos de la información recolectada. Además, no debemos pasar por alto la dificultad en el ámbito legal práctico, puesto que conlleva a un conflicto, que consiste en la infinidad de casos futuros, de uso de datos personales no previstos, como las peculiaridades legales originadas en la generación de perfiles o en el monitoreo de conducta humana, de cara al ejercicio del derecho de oposición.
Otro desafío presente en el tratamiento a gran escala, como es el caso de la Big Data, y que es muy probable que crezca con el avance de los sistemas, es el desequilibrio en la información entre los titulares y las empresas que tratan sus Datos Personales, un ejemplo notable es la posible modificación de precios de un producto en función de lo que esté dispuesto a pagar cada consumidor, acorde a los resultados que se hayan obtenido producto del análisis del tratamiento de la información, que está a disposición de una empresa.
En conclusión, una vez puesto énfasis en estos desafíos, solamente queda establecer que la regulación normativa tendrá un papel fundamental y determinante en la contención de los tratamientos de información para que se ajusten a los principios éticos y de privacidad que suman gran relevancia en el mundo de hoy en día; así mismo, las autoridades de control y regulatorias tendrán un arduo trabajo para estar preparados e impulsar que toda la organización social, se involucre en la comprensión y el carácter tan relevante que tienen los Datos Personales, y así lograr ver a los datos como un valor en sí mismo, es decir, lograr visualizar el Petróleo del siglo XXI.